Pudiera haber sido la sobreexposición del personaje, el fortalecimiento de grupos antagónicos a la autoridad municipal o un verdadero acto de espontaneidad del pueblo, lo cierto es que las lecturas de lo ocurrido en Jiquilpan el pasado domingo no son del todo agradables.
Para empezar es claro que el malestar manifestado con rechiflas y abucheos al intento de Silvano Aureoles por dar su discurso oficial en el primer tercio del desfile conmemorativo al Centenario de la Revolución en Jiquilpan no fue propiamente contra el integrante del Senado de la República sino contra la iniciativa de hacer una pausa en el desfile para dar cabida a la pieza oratoria.
Por otro lado lo ocurrido deja en claro un par de cosas: que hay costumbres en la tierra de los Cárdenas que se han vuelto leyes y estas leyes no escritas están por encima de las decisiones municipales; la otra es que a los invitados a este evento les quedó claro que el partido en el poder en el municipio de Jiquilpan no tiene el control político que se quisiera en vísperas del año electoral.
Si Silvano Aureoles es aspirante o potencial candidato a la gubernatura del Estado por el PRD eso resulta por ahora irrelevante, lo relevante es que a los organizadores de este festejo se les escapó una liebre que muy difícilmente podrán volver a meter a su madriguera.
Y como en todos los eventos de este tipo, el desfile del 20 de Noviembre en Jiquilpan fue el escaparate para muchos que sin ser aspirantes oficiales a las alcaldías se dieran una vuelta por lo menos para pasar lista de presente ante el Senador y que éste los tuviera en cuenta en caso de que llegue a ser el candidato.
Pero los priístas también se dejaron ver aprovechando este escaparate y por ejemplo el empresario jiquilpense avecindado en Guadalajara Salvador Romero se dio gusto recorriendo la avenida principal saludando a propios y extraños aprovechando la tardanza del inicio de la parada cívico-deportiva.
Del mismo modo actores panistas se dejaron ver en este desfile como Javier Barragán ex aspirante a la candidatura por la diputación federal y actual presidente del Consejo Coordinador Empresarial de Sahuayo quien durante el desfile estuvo sentado tres filas detrás del alcalde de Jiquilpan Francisco Mora y el Senador, también perredista, Silvano Aureoles.
De hecho dicen sus coequiperos, está tratando de capitalizar políticamente la proyección que obtuvo hace unas semanas cuando encabezó en su pueblo natal una rebelión contra las decisiones del Obispo de Zamora en torno a la construcción del santuario al mártir sahuayense José Sánchez del Río.
Para empezar es claro que el malestar manifestado con rechiflas y abucheos al intento de Silvano Aureoles por dar su discurso oficial en el primer tercio del desfile conmemorativo al Centenario de la Revolución en Jiquilpan no fue propiamente contra el integrante del Senado de la República sino contra la iniciativa de hacer una pausa en el desfile para dar cabida a la pieza oratoria.
Por otro lado lo ocurrido deja en claro un par de cosas: que hay costumbres en la tierra de los Cárdenas que se han vuelto leyes y estas leyes no escritas están por encima de las decisiones municipales; la otra es que a los invitados a este evento les quedó claro que el partido en el poder en el municipio de Jiquilpan no tiene el control político que se quisiera en vísperas del año electoral.
Si Silvano Aureoles es aspirante o potencial candidato a la gubernatura del Estado por el PRD eso resulta por ahora irrelevante, lo relevante es que a los organizadores de este festejo se les escapó una liebre que muy difícilmente podrán volver a meter a su madriguera.
Y como en todos los eventos de este tipo, el desfile del 20 de Noviembre en Jiquilpan fue el escaparate para muchos que sin ser aspirantes oficiales a las alcaldías se dieran una vuelta por lo menos para pasar lista de presente ante el Senador y que éste los tuviera en cuenta en caso de que llegue a ser el candidato.
Pero los priístas también se dejaron ver aprovechando este escaparate y por ejemplo el empresario jiquilpense avecindado en Guadalajara Salvador Romero se dio gusto recorriendo la avenida principal saludando a propios y extraños aprovechando la tardanza del inicio de la parada cívico-deportiva.
Del mismo modo actores panistas se dejaron ver en este desfile como Javier Barragán ex aspirante a la candidatura por la diputación federal y actual presidente del Consejo Coordinador Empresarial de Sahuayo quien durante el desfile estuvo sentado tres filas detrás del alcalde de Jiquilpan Francisco Mora y el Senador, también perredista, Silvano Aureoles.
De hecho dicen sus coequiperos, está tratando de capitalizar políticamente la proyección que obtuvo hace unas semanas cuando encabezó en su pueblo natal una rebelión contra las decisiones del Obispo de Zamora en torno a la construcción del santuario al mártir sahuayense José Sánchez del Río.