Hace algunos años la región Ciénaga de Chapala sufrió una convulsión cuando a un compañero comunicador, ya desaparecido, se le ocurrió la existencia de un león africano que merodeaba a los hatos de ganado en la región agrícola de La Lobera; la noticia corrió como reguero de pólvora y de repente alcaldes y periodistas con espíritu aventurero salieron a la caza de este feroz animal.
Desde diversos puntos de la Ciénaga camionetas con hombres armados, incluyendo policías municipales y estatales, perdieron horas y horas y días y días buscando al animal que ya le había arrancado la oreja de una mordida a un indefenso becerro de unos días de nacido.
Pasado el tiempo y cuando creíamos que la clase política jiquilpense, la sociedad de esta ilustre y culta ciudad y los medios de comunicación habían adquirido ya la seriedad y madurez que dan los años, resulta que ahora el león se transformó en un monstruo llamado INEGI y que no ataca vacas sino que devora colonias y las hace desaparecer.
Lo mismo que con el “León de la Lobera” los ciudadanos jiquilpenses aprestaron sus armas ideológicas y se ofrecieron como voluntarios para ir al rescate de los ciudadanos de las 4 colonias que devoró el INEGI y que aparecieron en el municipio de Sahuayo.
Obviamente el cuento del INEGI y el del León de la Lobera fungen como enormes y negras cortinas de humo para distraer a la ciudadanía de asuntos de verdadera importancia en ambos casos relacionados con dinero y los límites municipales.
Una visita a cualquiera de las colonias citadas por el alcalde Francisco Mora Ciprés como las que “borró” el INEGI en Jiquilpan: Independencia, Cuauhtémoc, Pedregal y 18 de Marzo bastaría para ver que, el agua, predial, y los servicios municipales se pagan en Jiquilpan… ¡no nos vendan más leones!
Cuando creíamos que la ilusión de el ahora gobernador Leonel Godoy por instaurar la democracia participativa en la entidad no era sino una de esas frases inventadas, resulta que un grupo de cuatro ciudadanos que a fuerza de ser honestos no son ni líderes sociales, ni líderes de opinión sino que en el ánimo popular se ubican más bien en tonalidades grises obligan a que el municipio organice una asamblea con “lo más destacado de la sociedad” para explicar el proyecto de una macro plaza que vista objetivamente no deja de ser una obra más de relumbrón para satisfacer los anhelos infantiles de quienes se sienten herederos de alguna monarquía europea.
Resulta que en la reunión de marras la líder de la agrupación socio-política Mujeres Unidas por Jiquilpan se fue directo a la yugular contra Víctor Ceja y Efrén Hernández para cuestionar, severamente aunque sin fundamentos, sobre el funcionamiento del COPLADEMUN, que dijo, estaba encabezado por los dos señores mismos que negaron pertenecer a este organismo y es que, como muchos jiquilpenses, la señora Munguía de Lamphar, omitió un detalle, documentarse antes de hablar respecto a quiénes integran este comité del que por cierto la única referencia documental que existe es la publicada el viernes 15 de mayo del 2009, número 49 del Periódico Oficial del Estado de Michoacán de Ocampo en el que se publica solamente el reglamento.
viernes, 4 de junio de 2010
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