domingo, 26 de septiembre de 2010

PAN y FE


Para estar presente en el ánimo de los potenciales electores a nuestros estimados políticos cualquier tribuna les parece válida y mientras más económica mejor.
Resulta que este domingo que, por cuestiones de fe, se contemplaba la concentración de casi 2 mil personas en la plaza principal de Sahuayo, al ex edil panista José Eduardo Anaya Gómez se le ha antojado degustar una taza de café en un conocido restaurante del centro cuya vista queda expuesta justo donde se realizó la concentración de personas.
La repentina aparición de actores políticos que hasta hace unos días buscaban a toda costa mantenerse ocultos y argumentaban que no eran los tiempos de aspirar a nada, hace pensar que la reciente visita de Luisa María Calderón, Secretaria de Acción Electoral del CDE del PAN (la hermana del presidente de la República, pues) tuvo otro fin que el de “supervisar” el desarrollo de programas por parte de la Secretaría de la Reforma Agraria en esta región.
Quienes de plano ya levantaron la voz y pidieron sanciones al panismo de Michoacán son los integrantes del PRD y del PRI del municipio de Villamar luego de que el pasado 23 de septiembre la señora Calderón Hinojosa encabezara el desfile inaugural de las fiestas en honor a San Miguel Arcángel de este municipio.
Lo cierto es que, al margen de las implicaciones, legales o electorales de esta aventura de la hermana del primer mandatario de la nación, los parroquianos quedaron agradecidos ya que, dijeron, fue el mejor desfile porque “Hasta soldados hubo”.
Los que amenazaron, ahora sí parece que es serio, son los del Módulo de Riego La Palma porque, como decía mi abuelo José Guerra, parece que ya les llegó la lumbre a los aparejos, y ya no pueden con los gastos de electricidad de los equipos de bombeo por lo que de plano se montaron en su macho y, o los municipios de Jiquilpan, Sahuayo, Venustiano Carranza y Villamar se ponen a mano o los ejidatarios se plantan en las carreteras y cierran presidencias.
Y ahí viene lo feo del asunto pues la petición y la posición, legítimas o no, de los ejidatarios no parecen ser propias sino inducidas por actores políticos de un pueblo al sur de Sahuayo.
Primero los ediles de la Ciénega no cabían de gusto por los supuestos recursos que les entregaría la federación para los festejos del Bicentenario del inicio de la Guerra de la Independencia, hubo aquellos que convocaron a fastosas ruedas de prensa para anunciar obras y eventos con ese motivo y ahora resulta que con la esperanza de estos recursos se endeudaron y no atinan a qué dependencia hacer recortes para salir con los gastos de fin de mes y lo peor es que ahí viene el tema del aguinaldo que, tradicionalmente, resulta un cólico marca diablo para los ediles.

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